Lo que el tiempo te arrebata
He llegado a la conclusión de que en la vida las cosas no son eternas.
Me llamo Sara, tengo 13 años. Mis padres están divorciados pero ese no es ninguno de mis problemas. Tengo una hermana por parte de padre que tiene 3 años y un hermano de 15, Dani. Vivo en Francia, me mude desde España con 5 años cuando mis padres no se habían divorciado aún. Una vez en Francia, cuando cumplí 6 años mis padres finalmente pidieron divorcio y básicamente empezó una etapa muy diferente en mi vida. Con solo 7 años mi padre se casó. La mujer de mi padre, Emma me encanta a veces pienso que demasiado delo que yo me hubiese imaginado. Con diez años tuve una nueva hermana, Sofía. No me hizo ninguna gracia pero poco a poco fui cogiéndola mucho cariño y no puedo vivir sin ella.
Yo vivo en Paris, con mi madre y mi ‘’Queridísimo’’ hermano. En cambio mi padre David siempre vivió al otro lado de la ciudad, en un pequeño pueblo.
-¡Arriba!- Gritó Dani. Cogí un cojín de los muchos que habían en mi cama y se lo lancé Dani se rió de mi mala puntería y cerro de un portazo la puerta de mi habitación. Lo que menos me apetecía era levantarme a las siete de la mañana un pesado lunes de Septiembre. ¡Cinco días para el fin de semana!, insoportable. Estornudé. Seguramente había cogido frío por la noche. Fui directamente a la cocina. Ahí estaba mi madre.
-Buenos días cariño. Dijo dándome un beso en la frente. Yo asentí y moví la mano derecha devolviéndola el saludo. Cogí un vaso de leche que se hallaba en mi sitio común de desayunar, lo bebí de un sorbo. Subí a mi habitación, y cogí la ropa que me había preparado el día anterior. Una sudadera beige cuyo mensaje era «Kiss me» en letras grandes y fucsias. Con unos vaqueros que llevaban varios rotos y unas zapatillas Converse. Rematé en conjunto con unos pendientes fucsia y varios collares con mi nombre. Acudí al baño de mi habitación. Era pequeño y abundaba el color verde y azul claro. Me mire en el espejo, y solté la pinza que hacía que mi pelo estuviese en forma de moño. Me peine rápidamente con un cepillo, me eche gloss y puse en mis ojos rímel negro. Me miré decididamente en el espejo, cogí mi mochila y salí prácticamente corriendo de casa. Una vez en la entrada entre en el coche de mi madre y cerré la puerta. Al llegar mi madre frenó bruscamente en la entrada del cole y intento darme un beso, pero yo ya había salido. Subí hasta la segunda planta al final del pasillo había una puerta en la que ponía ‘’Laboratorio’’. Entre bruscamente sin darme cuenta, en el aula cuando a mi profesor, Antonie se le borro la pequeña sonrisa que tenia a veces de su cara. Se quedo mirándome como si estuviera petrificado. Llevaba una camisa azul cielo con unos vaqueros y unas zapatillas deportivas. Tenía barba de varios días y el poco pelo canoso que tenía estaba alborotado. En su mesa había varios frasquitos de colores, pinzas y un bote grande que suponía que era detergente. Yo cerré la puerta, sonreí a mis amigas y me sentaba al final de la clase. Saque mi cuadernillo de fórmulas y en la última hoja y la única que estaba en blanco con un bolígrafo empecé a garabatear.
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